Buena gente

miércoles, 31 de julio de 2013

Baño de luz



Hola a tod@s.

Días de calor los que estamos viviendo. Las aves tras pasar jornadas que superan los 40º centígrados, buscan siempre algún punto de agua donde refrescar sus resecas gargantas y donde mitigar también las altas temperaturas dándose un buen baño.

En esta ocasión son los estorninos negros, vocingleros y escandalosos como ellos solos, gustan de acercarse cada tarde a la pequeña charca situada en medio de la dehesa, para beber y refrescarse. Es una pasada verlos caer en masa a las orillas del pequeño estanque. Decenas de ellos se precipitan sobre el agua siempre a la gresca y siempre formando un gran alboroto.

En esta ocasión intente reflejar un poco de todo esto que os cuento en estas fotos, que más que mostrar los detalles de los primeros planos, muestran ese estado de excitación y de nerviosismo del que hacen gala estos ubicuos túrdidos.

A últimas horas de la tarde donde ellos simplemente veían un baño refrescante, a mi se me antojaba ver un baño de luz. Unos rayos de sol que bañaban sus metálicos plumajes y que bajo mi modesta opinión daban un plus a esos momentos de acción y de ajetreo.

No quisiera terminar sin mostrar desde aquí mi más sentido pésame y todo mi apoyo y fuerza a los familiares de las víctimas de la tragedia de Santiago. Me gustaría que al igual que el título de este post, nosotros también les diésemos a todos ellos un baño de apoyo, de fuerza y de unión para ayudarles a soportar estos momentos tan duros. Fuerza para seguir adelante amigos.























martes, 23 de julio de 2013

Con cresta y a lo loco; la Abubilla



Hola a tod@s.

Sin duda nuestra protagonista de hoy resulta una de las aves más hermosas de cuantas tenemos en la Península Ibérica. La conoce casi todo el mundo, con esa típica cresta que portan en la cabeza, resulta inconfundible hasta para los más profanos en el tema pajaril.

Yo le tengo un especial cariño y es que esta, es otra de esas aves de mi infancia. No puedo evitar retrotraerme a épocas infantiles y juveniles cada vez que las veo. Recuerdo cuando era pequeño y salíamos a jugar por los aledaños del pueblo, como nos gustaba a los niños de entonces, a pleno campo, a disfrutar de todo cuanto la naturaleza tenía a bien mostrarnos, y era inevitable encontrarnos con ella.

Por aquellos años en que por fortuna, aún existían las bestias de labor, los caminos se encontraban repletos de boñigas de caballos, burros, mulas, y siempre cercanas a ellos nuestras hermosísimas abubillas. Escudriñaban entre los montones de estiércol, siempre a la búsqueda de pequeños gusanillos que buscaban buen acomodo entre los excrementos de los animales. No había como digo, camino alguno en el que no pudieses encontrarlas.

Recuerdo con mucho cariño como salíamos aquel grupillo de amiguetes en su persecución y ellas parecían burlarse de nosotros, dando esos pequeños vuelos y volviendo a posarse en el suelo, y así una y otra vez, siempre con sus hermosas crestas erizadas, siempre con aquellos andares nerviosos, hasta que acababan hartándose de nosotros y daban un largo vuelo perdiéndose por el horizonte, o encaramándose a algún árbol cercano. Que tiempos aquellos, uno era feliz con cualquier cosa, no necesitábamos tantos "trastos" como necesitan los niños de hoy. Cuantas lecciones aprendíamos de la naturaleza, eramos niños "libres", siempre por el monte, siempre correteando por las cercanías de los pueblos, por los olivares, por los rastrojos, por los campos de girasol, haciéndonos cabañas y pasando horas y horas en plena naturaleza. Una pena que todo esto se lo estén perdiendo los niños de hoy, una verdadera lástima.

Pero en fin, los tiempos cambian. Ya no quedan bestias de labor, ya los niños juegan a otra cosa y lo peor es que ya no hay tantas abubillas como antaño. La mayoría de los niños de hoy ni las conocen. Sabrían decirte hasta fecha de edición de un vídeo juego y sin embargo no saben lo que es una abubilla.

Para mi las abubillas siempre serán especiales, siempre recordaré aquellos maravillosos años cuando las vea y siempre recordaré su típico canto aquellas hermosas mañanas de domingo, durante la primavera, en que mis amigos y yo las perseguíamos por los caminos y que en el fondo eramos un poco como ellas. Siempre despeinados, haciendo gala de nuestras propias crestas y siempre a lo loco, pero empapándonos casi sin darnos cuenta, de vida.

Me gustaría que todos aquellos que seguís mis entradas y que tenéis hijos, que perdieseis unos instantes de vuestro tiempo en acercarles al monitor y mostrarles las fotos que os subo hoy, aunque solo fuera para que conociesen a la que como digo, es una de nuestras aves más bellas, para que conociesen a nuestra hermosísima Abubilla. Solo con eso ya me daría por satisfecho.

Un abrazo a tod@s.

 
















Detalle de una ceba





miércoles, 17 de julio de 2013

Sangre nueva



Hola a tod@s.

La vida se renueva. Las nuevas generaciones llenan ya cada rincón del Terruño. Basta con darse un paseo por el campo una mañana temprano para ver que la vida sigue sus imperativos vitales. 

Los pollos son ahora los protagonistas, la nueva sangre que viene a enriquecer la vida en la campiña. El pollo de Mochuelo está echo ya todo un mozalbete. A las puertas del viejo orificio, situado en el centenario olivo, no deja de otear cuanto ocurre en sus dominios, bueno mejor dicho, en los dominios de sus padres, que de cuando en cuando se dejan caer por allí para aportarle algún que otro insecto o algún despistado ratoncillo que vino a sucumbir en sus experimentadas garras.





Aves estivales, que precisamente vienen cada primavera a nuestra península, siguiendo ese sagrado imperativo que es el de reproducirse, para seguir dando continuidad a su especie, también han hecho ya sus deberes. Aves aguerridas y belicosas como los alcaudones comunes, están últimamente dedicados a enseñar a sus pollos los secretos de la caza, y en este caso uno de sus más precoces descendientes, observa ya, desde la vieja alambrada, las lecciones que sus solícitos padres le imparten cada día...





En las cercanías de la majestuosa Iglesia, una nueva estirpe de Cernícalos primillas ya dan vida a los campos aledaños. En sus primeros vuelos, abandonan las cercanías del antiguo y protector edificio, para hacer sus primeras incursiones en plena naturaleza. Estos días son fáciles de observar, posados en rocas y arboles cerca del pueblo. Aún no están muy luchos en las técnicas de vuelo y suelen detenerse de cuando en cuando, exhaustos tras sus primeras singladuras aéreas.






Los fringílidos que son más tempraneros a la hora de anidar, suelen criar hasta dos veces por temporada. Jilgueros, Pardillos, o como en este caso, Verderones, ya han sacado una segunda generación de pollos que inundan por doquier todos y cada uno de nuestros biotopos. A veces aún no han  abandonado del todo parte de ese plumoncillo que los caracteriza, aunque ya van ofreciéndonos destellos de lo que será su nueva y hermosísima librea.





Durante las calurosas noches del estío, los padres multiplican su trabajo. Hay que cebar a los polluelos y aves como los bonitos y beneficiosos chotacabras, no dejan de dar pasada tras pasada, con sus enormes bocas abiertas, para intentar capturar el máximo de insectos posibles que vengan a calmar el voraz apetito de sus hijos. Curro, curro y más curro.....





El calor aprieta, estamos casi a mediados de julio y las temperaturas se disparan. Las bandadas de estorninos negros se acercan cada tarde a beber y ha darse un baño, a las orillas de la charca que casi, casi ha sucumbido al azote implacable del sol. Entre ellos la nueva generación se deja ver, los pollos aprenden del comportamiento de sus mayores y los siguen a donde quiera que vayan, es hora de calmar sus resecas gargantas.





Pero no solo las aves cumplen con el deber de la procreación, anfibios como los bonitos sapillos moteados, hace tiempo que abandonaron su estado de renacuajo para engrosar la lista de las nuevas generaciones que en este caso se dejarán sentir mayoritariamente cerca de nuestras zonas húmedas, en un coro que se ha convertido ya en la banda sonora de las noches de verano en la península ibérica.






La vida continua en el terruño, perpetuarse o morir. Una de los verdaderos acicates que soportan el bienestar de una comunidad animal, es que todos los eslabones de la cadena alimenticia, estén en su justa medida.  Uno de esos eslabones es el de los animales que son presa, que se encargan de transformar la hierba en carne, que más tarde servirá de alimento a los depredadores. Entre ellos aquí en el terruño, una pieza clave es el conejo. La rica población de este simpático lagomorfo, da una riqueza al ecosistema que lo alberga, incalculable. Los nuevos gazapos desde la puerta misma de sus uras nos confirman que un año más, mi querido Terruño gozará de la riqueza ambiental que se  merece.






Como os decía al principio de la entrada la vida se renueva. Los animales se encargan de aportar esa "Sangre nueva" que viene a asegurarnos la continuidad de una riqueza faunística y ambiental que nuestros campos DEBEN de poseer y que nos hace a nosotros también mucho más ricos de espíritu. Unas nuevas generaciones que vendrán a deleitarnos solo con su mera contemplación y que tenemos la sagrada obligación de cuidar y proteger.

 Debemos inculcar estos valores precisamente a nuestras nuevas generaciones, a nuestros hijos, a esa "sangre nueva" que será la encargada de seguir con esta obligación en un futuro. Por ello me gustaría dedicar este post a mi hijo pequeño Jaime, que el sábado pasado cumplió seis añitos y que al igual que su hermano ya son parte de ese relevo generacional que es tan importante. Poco a poco va sintiendo ya ese gusanillo de la fotografía que espero que algún día cuaje en él, por que sin duda este ambiente nuestro de cámaras y objetivos es una gran herramienta cuando se utiliza adecuadamente,para hacer apología de ese hermoso, fascinante y delicado mundo que nos sustenta.

Gracias hijo por venir a traer "Sangre nueva" a este mundillo.

Te quiero.





martes, 9 de julio de 2013

Mi amigo Busi; 2ª parte



Hola a tod@s.

Como lo prometido es deuda aquí os dejo la segunda parte de la serie que le hice a mi amigo Busi, el ratonero. Sin duda gratos momentos los que he vivido a su lado y espero que no deje de visitarme de cuando en cuando. Tener a una criatura así a pocos metros del objetivo es una experiencia que no se olvida fácilmente. Un saludo a todos y perdonad si ahora tardo algo más en publicar, pero el verano es así, a pesar de lo grande de los días a mi me falta tiempo.

Me gustaría dedicarle esta entrada a mi amigo Javi Conejero por su cumpleaños y por que en verdad se lo debo, el ya sabe por que. 

Hasta la próxima.




























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