Buena gente

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Trompeteos de amistad



Hola a tod@s.

Ahora es tiempo de grullas. Sin duda uno de los espectáculos del invierno en la península ibérica, y más en concreto en mi tierra, en mi amada Extremadura, que se ha convertido en el destino principal de invernada de una gran parte de la población europea de estas hermosas y míticas aves.

Mi tierra, es tierra de grullas. Desde pequeño siempre oí hablar de ellas a mis abuelos. Me contaban como las veían llegar cada año. Como las veían comer bajo las protectoras encinas en aquellos inviernos, antaño mucho más fríos y más duros que los de ahora. No hay nadie en mi pueblo que no conozca a las grullas, quizás muchos de los niños de hoy que están más preocupados de videoconsolas y de botellones, no hayan tenido aún el placer de haberse deleitado con su contemplación.

Escuchar sus trompeteos en las frías mañanas del invierno, es algo mágico. Los que me conocen un poco, saben que para mi, estas aves son muy especiales. No se si será por ese carácter migrador y viajero, con el que por otra parte yo mismo me identifico bastante. Tal vez sea por su voz ancestral, o simplemente por su mera belleza. El caso es que cada año, cada invierno, me enamoro un poquito más de ellas.

Parte quizás de ese amor que les tengo, es que gracias a ellas, otras almas migradoras cada año vienen también a pasar unos días por mi tierra. Unas almas que conocí hace un tiempo y que me parece conocerlas desde hace toda una vida. Amigos que comparten una misma afición y una misma pasión conmigo, y que como a las grullas los voy queriendo un poquito más cada año, cada invierno.
Unos amigos que no dudan en cruzar media España, como lo vienen haciendo desde siempre las grullas, para hacerme más feliz durante su estancia por estos lares. Trompeteos de amistad, que durante este fin de semana resonaron por cada rincón del terruño.


Todo surgió en la cabeza de un asturiano de nacimiento y burgalés de adopción, un peazo de fotógrafo y persona como es Manuel Mata, el gran Lolo. Que tuvo la dichosa idea de celebrar un pequeño festival grullero en el terruño. Sin dudarlo y en compañía de Isra Yáñez, otro fenómeno, prepararon los bártulos y abandonaron las tierras del Cid y de Fernan González, para dirigirse al encuentro de las grandes damas grises. Aunque no solo ellos comenzaron viaje, también desde Bailén lo hizo un andaluz conocedor como nadie de su tierra, hijo de Sierra Morena, que quiso unirse del mismo modo a tan especial quedada. Un peaso tío, el linse Carlos Rossi.
 Fue una pena que muchos otros no pudiesen asistir por diferentes motivos, pero sus almas también estuvieron presentes y nos acompañaron durante el viaje. Uno de los días contamos con la presencia de otros dos monstruos de la fotografía, Javier Conejero y Jorge Barrena, dos emeritenses tan grandes en alma como en persona.

Unas jornadas en las que vivimos momentos inolvidables que me han echo ser un hombre mucho más rico de alma y de espíritu. Amaneceres fríos envueltos en niebla, solo taladrada por los incesantes trompeteos de miles de grullas. Horas y horas de aguardos compartiendo risas y conocimientos. Comidas enriquecedoras al cobijo de una buena lumbre, disfrutando del placer de conversar con tan buena gente. Las esperas al atardecer para disfrutar de esos vuelos, o contemplar la campiña bajo la luz de la luna llena. Experiencias únicas que te hacen crecer un poquito más como persona. 

Jamás olvidaré estos días, las grullas os han traído de vuelta y por ello les doy las gracias. Compartir amistad bajo sus hermosos vuelos y con la banda sonora de su canto ancestral ha sido para mi algo increíble.

Aquí os dejo unas imágenes de esos días, para rendir tributo a esas aves míticas que han hecho posible, que haya podido disfrutar de la naturaleza en compañía de gente de la que va quedando ya muy poca.

¡¡¡¡¡LARGA VIDA A LAS GRULLAS!!!!
 




Frío amanecer en la Laguna Grande




Días de niebla




La escuadra regresa





En la dehesa




Al atardecer




No todo fueron grullas. Aquí un grupito de agujas colinegras al amanecer




Grandes momentos sin duda los vividos con estos grandes amigos durante este intenso e inolvidable fin de semana. Aquí os dejo unas fotos muy familiares de los que son ya para mi, parte de mi familia.
Un placer compartir sesiones con estos monstruos de la fotografía de naturaleza. Estos días tras las grandes damas grises, bajo el incomparable marco de mi querida tierra extremeña, permanecerán ya  por siempre en mi corazón.

Ya se os echa de menos chicos.




Isra Yáñez, un gran fotógrafo y naturalista




Lolo Mata e Isra Yáñez. Dos grandísimos fotógrafos pero muchísimo más grandes aún como personas




Un servidor, flanqueado por un par de burgaleses (Foto de Lolo Mata)




Aquí con Isra y con otro peaso de fenómeno de la naturalesa. En primer plano y con pinta de cuatrero, el gran Carlos Rossi, el linse de Bailén.(Foto de Lolo Mata)




Cuatro almas unidas por un mismo amor y respeto hacia lo natural.(Foto de Lolo Mata)


martes, 3 de diciembre de 2013

La llamada del bosque



Hola a tod@s.

" El bosque auténtico son los árboles como Dios les puso; desordenadamente ordenados, mezclados con arbustos, rodeados de los cadáveres de los gigantes que abatió el rayo, dando sombra a su vez a los pequeños hijos de estos árboles que buscan la luz, y que quieren perpetuarse en esa unidad fantástica, maravillosa, que se llama el bosque de hoja caduca, el bosque caducifolio."

Así describía el doctor Félix Rodríguez de la Fuente uno de nuestros más hermosos bosques. Este fin de semana he tenido la suerte de poder disfrutar de esa maravilla natural que es el bosque caducifolio. Concretamente en la Sierra de Francia y las batuecas. No puede imaginarse mayor espectáculo, no puede imaginarse mayor belleza, no puede imaginarse mejor sitio para perderse y sentirse vivo.

Yo, que soy un hombre por motivos geográficos, mucho más acostumbrado a esa fantástica fronda verde que es el bosque y el matorral mediterraneo, no suelo tener la oportunidad de poder contemplar muy amenudo otro tipo de bosques, sin embargo he de decir que estos días he sentido su llamada. Mientras paseaba por uno de ellos concretamente por uno situado a la altura de la hermosa localidad de Mogarraz, que propiamente parece estar engullida por el propio bosque, no podía dejar de asombrarme con tan tremendo espectáculo. Mirase donde mirase la belleza era sublime. Inmersos en el otoño, el bosque lucía una gama de colores impresionante. Los ocres y los amarillos bañaban con sus cálidas tonalidades cada rincón de la espesura. Una fina niebla envolvía la tupida fronda, dándole un aspecto mágico. Desde la pequeña gota de agua, que brillaba  y se resbalaba por el musgo que arropaba el tronco de un viejo castaño, hasta el verdor intenso y casi jurásico de los helechos, o el frágil canto del petirrojo que resonaba por cada rincón de la hermosa vegetación que me rodeaba, todo parecía mágico de verdad. Todo parecía anclado en el tiempo. Solo las finas y frías gotas de lluvia que se clavaban en mi rostro como alfileres, parecían querer despertarme de tan asombroso sueño. 

Que hermoso es el bosque. Cuantas cosas nos regala el bosque. Desde su innata belleza, hasta el oxigeno que respiramos. Casa y protector de multitud de criaturas su importancia es vital. Que paz y que sosiego lo embargan a uno cuando se mete de lleno en las entrañas de uno de nuestros hermosos bosques cuando la estación otoñal los pinta de mil y un colores. Es algo sin parangón.

Y durante todo el recorrido, el agua. Siempre el agua, la sangre que aporta vida al bosque. Las hermosísimas y cantarinas gargantas, auténticas venas de la tierra, que llevan la vida por donde pasan.

Yo que no suelo prodigarme mucho en temas naturales que no tengan que ver con nuestra hermosa y variada fauna, me sentía en la obligación de devolverle algo al bosque. Sirva esta entrada como pequeño tributo a uno de nuestros ecosistemas más importantes. Sin bosques no hay animales, sin bosques no hay oxígeno, sin bosques no hay vida. Por ello insto desde aquí a que se respeten. No hay nada más hermoso para un amante de la naturaleza que el poder evadirse de todo lo naiz, paseando por cualquiera de los hermosos bosques que aún nos quedan en la península. Y ya se que aunque la famosa ardilla de Estragón, tendría hoy en día que tomar más de un transporte publico para viajar desde los Pirineos hasta Giblaltar, estamos en la sagrada obligación, de luchar por los pocos bosques sanos que aún hoy nos quedan. 






























Para terminar me gustaría poneros este vídeo que alguien hizo pidiendo ayuda para los bosques gallegos, en el que de nuevo el maestro Félix, nos describe un bosque como jamas he oído a nadie hacerlo. Saludos a todos y luchad por nuestros bosques que son síntesis pura de nuestra naturaleza más arraigada.

A la memoria de una persona muy especial, que se que desde algún lugar nos cuida y nos protege. Jamás te olvidaremos.


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