Buena gente

lunes, 24 de febrero de 2014

Tiempo de comederos



Hola a tod@s.

Estamos en tiempo de comederos. Varios meses de trabajo, adecentando nuestros viejos comederos y montando otros nuevos. Ilusiones que año tras año se renuevan y que son el motor que nos impulsa a montar estos pequeños restaurantes autoservicio para aves. 

Yo este año cuento con dos. Uno está en un terreno que mis padres tienen en el campo. Es ya de tercer año y en él, he tenido la suerte de poder fotografiar ya, unas doce especies diferentes de pequeñas aves.

Este año por el mes de diciembre monte uno nuevo en plena dehesa de encinas. Tras hablar con el propietario de la finca y obtener muy amablemente su permiso, me puse manos a la obra. Construí un hide fijo de tres plazas, bastante cómodo y lo coloqué al lado de una gran encina. Al principio estaba bastante desanimado porque los pequeñines no daban señales de vida por allí, incluso estuve a punto de cambiarlo de ubicación, pero decidí esperar unos días más y gracias al trabajo constante de cebas éstos, empezaron a llegar.

Aunque todavía no entran muchas especies estoy disfrutando mucho con él y en breve instalaré allí un bebedero para reflejos que espero que me de buenos resultados. 

Para tener éxito con un comedero es muy importante la constancia en el aporte de alimento. Yo no suelo pasar más de dos días sin aportar comida y suelo hacerlo en pequeñas cantidades. Con esto consigo que visiten asiduamente mi comedero pero que tengan la necesidad de seguir buscando comida por su cuenta. No es plan de darles la comida a diestro y siniestro por que esto no funciona así. 

La variedad y lo especifico de la comida también juega un papel importante. Debemos ser cuidadosos a la hora de elegir el alimento. No vale con colocar grano cualquiera. Esto atraería en masa a especies oportunistas como tórtolas turcas o gorriones que caerían en masa sobre nuestros comederos acabando en unos minutos con todo el aporte y no dejando acudir a otras especies.

La fruta también es un buen aporte alimenticio para estos pequeñines así como los frutos secos. Carboneros, herrerillos, y petis por ejemplo, se vuelven locos por las nueces, y a las currucas les encantan las granadas. Las pipas crudas también les resultan muy apetitosas así como sobaos y magdalenas siempre que estos no contengan gluten.

Bueno pues ya sin más os dejo con unas imágenes de esa gente menuda de nuestros bosques que siempre van a la carrera y que buscan y rebuscan  cada rincón del monte siempre con un nerviosismo inusual y que hacen las delicias de todo aficionado a la naturaleza en general y a la fotografía en particular.

Un saludo a tod@s. 



Carbonero común (Parus major)



Trepador Azul (Sitta europaea)



Petirrojo europeo ( Erithacus rubecula)



Herrerillo común (Cyanistes caeruleus)



Curruca Cabecinegra (Sylvia melanocephala)



Herrerillo capuchino (Lophpphanes cristatus)



Gorrión Moruno (Passer hispaniolensis)




martes, 4 de febrero de 2014

Saltándose el refrán


Hola a tod@s.

Dice el refrán que "por San Blas la cigüeña verás, si no la vieres, año de nieves". Así es amigos, el sabio refranero popular, nos alertaba de que si las hermosas damas blancas, nuestras bellas cigüeñas, tardaban en regresar del África, el invierno se  alargaría.

Por San Blas regresaban para llenar de vida, los viejos campanarios y espadañas de nuestras iglesias. Su crotoreo incesante nos decía que se acercaba el final del invierno y que la incipiente primavera estaba ya muy cercana.

Cuando era niño recuerdo que me divertía mucho, cuando al atardecer solía ir a verlas al arroyo próximo. Me pertrechaba con unos viejos prismáticos, que un primo mio por encargo de mis padres, me trajo de Ceuta, donde se encontraba realizando el servicio militar. Me tumbaba en la hierba y observaba sus quehaceres diarios mientras deambulaban de lado a lado del pequeño regato, a la espera de encontrar el gusanillo o la despistada rana que viniese a calmar su apetito por aquel día. Cuanto disfrute yo observándolas, cuantas veces me las imaginaba, allá por las zonas pantanosas de los grandes ríos africanos. Me preguntaba que es lo que harían por allí, de que se alimentaban durante el invierno en aquellos lejanos países. Pase sin duda grandes tardes espiándolas.

Hoy el viejo refrán ya no se cumple. La mayoría de nuestras cigüeñas, ya no migra. Muchas de ellas gracias a los grandes basureros que se han convertido para estas zancudas en verdaderos restaurantes autoservicio, son los culpables de que muchas de ellas no abandonen nuestras tierras en invierno. Se las puede ver en sus idas y venidas a los grandes vertederos y por la noche, durmiendo en amplias concentraciones cerca de ellos, sobre las encinas, a la espera de que el nuevo día les de vía libre para regresar al basurero. De echo, las fotos que os muestro hoy, están hechas en pleno invierno, mientras me encontraba a la espera en una sesión a los milanos reales. Este ejemplar acudió a alimentarse con el cebo que tenía colocado para las rapaces.

La vida cambia, seguramente para peor. Y ellas simplemente se adaptan, se amoldan a los tiempos que corren. Para las cigüeñas de mi pueblo ya no existe San Blas. Las he podido observar todo el invierno durmiendo noche tras noche en su nido del viejo campanario. Se marchaban al alba y regresaban cada atardecer a las viejas espadañas de la iglesia donde pasaban la noche. Esperemos que por lo menos a partir de hora se las vea más activas cuando empiecen con las labores de reconstrucción del viejo y aparatoso nido.

Desde aquí mi tributo a ellas que siempre han estado y ahora mucho más, a nuestro lado. Dando vida a los antiguos campanarios y espadañas de nuestros pueblos y ciudades. 

Ahora quizas deberíamos de cambiar el refrán y decir algo así como; "por San Blas la cigüeña veras, aunque últimamente en invierno se ven muchas mas"

Dedicado a mi amigo Isra Yáñez que no pierde punto de lo que pasa en el viejo campanario burgalés.























 
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...