Hola a tod@s.
Hoy vengo a hablaros de ese viejo amigo que cada día me trae muchas más alegrías y que ya he bautizado, siendo fiel a esa costumbre que tenemos los hombres de ponerle nombre a todo, como Busi.
Ya hace tiempo que nos conocimos, fue una lejana y fría mañana allá por el mes de febrero. Era la primera vez que tras mucho intentarlo, conseguí tenerlo frente a frente. Nunca olvidaré aquella primera mirada clavándose en la mía. Es difícil de explicar con palabras cada una de las sensaciones que me invadieron dentro del hide mientras cruzábamos aquella mirada por unos segundos.
El tiempo ha pasado y hemos ido intimando. Él me ha visitado ya en numerosas ocasiones, y voy conociéndolo mejor poco a poco. Podría decir ya muchas cosas de mi amigo Busi. Es muy precavido, siempre que viene le gusta posarse en un poste cercano, desde donde gusta de otear a su alrededor antes de ir a comer de los suculentos manjares, que su amigo humano le suele traer amenudo.
Como nosotros, él también tiene sus "manías". Siempre le gusta posarse en el mismo posadero, y por muchos otros más apetecibles que le ponga, él vuelve una y otra vez al viejo tocón de higuera que es su preferido. Tras unos minutos se tranquiliza y decide bajar a comer. Una vez concluida la pitanza, se vuelve a subir al viejo tocón herido por el rayo, donde se acicala y limpia su pico y sus garras. Es entonces cuando me lanza esa fugaz mirada suya. Siempre lo hace, una y otra vez se repite en cada encuentro que tenemos.
Me gusta pensar, que lo que pretende es decirme que sabe que su amigo humano se oculta tras aquel amasijo de arbustos. Me siente, sabe de mi presencia, pero intuye que uno lo que busca es regocijarse con su mera contemplación y él se deja hacer. Después, orgulloso, bate sus alas para elevarse alto, muy alto en el cielo, dejando tras de si una pregunta:¿cuando volverá a ser el próximo encuentro?........
Últimamente, y como en toda relación de amistad, suele darme más decepciones que alegrías y es que ya acude poco a nuestra cita. El amor y los hijos, absorverán la mayor parte de su jornada y ahora tiene poco tiempo para los amigos. En fin, ya vendrán días mejores y volveremos a estar juntos, a compartir sensaciones y miradas. Hay que darle tiempo al tiempo. Busi sabe que tras aquel montón de arbustos siempre tendrá un amigo para lo que necesite. Hasta la próxima amigo mio.
Para unos buenos amigos, que aún no conocen la faceta buena de Busi, pero que estoy seguro que algún día la conocerán. Para ellos van dedicadas estas imágenes, que he decidido dividir en dos partes, de uno de mis grandes amigos naturales; Busi, el ratonero.