Hola a tod@s.
Esta historia que os traigo hoy, es la historia de una maldición. Y es la que han tenido que soportar nuestros sapos desde hace cientos de años.
La presencia innoble de este inofensivo batracio, con
su aspecto chato, pustuloso, de ojos desorbitados, mirada inexpresiva y
presencia desagradable ha despertado de antiguo en el pueblo ideas de
terror, engendro diabólico y repulsión.
Lleva soportando sobre su rugoso lomo, la pesada carga de infinidad de mitos y de leyendas que siempre lo han situado a la vera de brujas y demonios. El sapo forma parte de los rituales brujeriles, y en
las misas negras ocupa el lugar de la hostia, siendo también troceado. A
menudo los demonios familiares acompañaban a las brujas en forma de
sapos y es tradición que a las personas que acudían tres veces a un
aquelarre o reunión sabática para satisfacer sus instintos más bajos les
quedaba ya para siempre una señal en forma de sapo en lo blanco del ojo
o en un repliegue de las orejas.
También podían dañar a los animales domésticos, estropear las cosechas y producir tormentas, entre otras desgracias.
El veneno de algunos sapos puede
provocar vómitos, parálisis e incluso la muerte. Así que no es extraño
que estos anfibios se convirtieran en elementos esenciales en los
hechizos de los brujos y de sus pócimas. La consideración de animal
venenoso no es una invención de la credulidad popular. En particular, el
sapo común (Bufo bufo) posee sobre el dorso unas glándulas que segregan
un líquido, la temida bufotenina, un alcaloide que se encuentra en
ciertos hongos como la matamoscas (Amanita muscaria). Esta sustancia es
capaz de provocar trastornos alucinatorios y ésta es, sin duda, la razón
del papel preponderante del sapo en los asuntos de brujería.
Los sapos como es el caso de este sapo corredor que os muestro hoy, son animales muy beneficiosos. Ya que actúan sobre una gran cantidad de insectos funcionando como controladores de dichas especies. Son animales predominantemente crepusculares y nocturnos, si bien en tiempo lluvioso y con temperatura suave se les puede encontrar a plena luz del día. En ocasiones en posible observarlos en condiciones ambientales tan secas que ningún otro anfibio aceptaría salir de su refugio. Esto ocurre cuando tiene necesidad de humedecer su cuerpo en algún arroyo o masa de agua cercano. Durante el día permanecen ocultos bajo piedras, hojarasca, tierra o troncos.
El sapo representa un elemento más de los ricos ecosistemas que aún nos rodean, y es una pena, que a causa de una serie de leyendas sin fundamento, y una "incultura" occidental que se ceba en la inmensa mayoría de nuestros anfibios y de nuestros reptiles, muchos ejemplares sean masacrados sin contemplación. Es deber y tenemos que intentar cambiar la negativa imagen que acompaña a estos animales. El conocimiento de la naturaleza y todos y cada uno de sus elementos es la base fundamental para su conservación. Pensemos en ello cuando tengamos la fortuna de encontrarnos con un sapo. Este ni nos escupirá, ni hará que nos quedemos calvos, ni nada de eso. Simplemente disfrutemos con su observación, ya que él solo lleva a cabo su existencia sin molestar a nadie, y cargando a sus espaldas el san benito de magia, demonismo y brujería, que muy a su pesar, le hemos colocado.