Hola a tod@s.
A pesar de los ventarrones febreriles, a pesar de las frías jornadas que hemos sufrido, a pesar de las lluvias, algo me dijo a mi hoy en el campo que se acercaba ya, una incipiente y soterrada primavera.
Quizás me lo dijo, el canto del vigoroso macho de perdiz, que al alba, reta a todo aquel que ose adentrarse en sus dominios. Quizás me lo dijo, la monótona y repetitiva voz de la abubilla desde la vieja tronca de olivo. Quizás me lo dijo, el vuelo raudo y veloz de la primera golondrina. Quizas fuesen los trompeteos de la bandada de grullas, que cicleando, se perdieron altas, muy altas en el cielo. Han puesto rumbo ya al norte. Tal vez las hermosas flores de los almendros que adornan ya los bordes del camino. Quizás me lo dijo, el maullar territorial del mochuelo que se extendió hasta bien entrada la mañana. Quizás me lo dijo, el paso de la elegante cigüeña blanca con unas ramitas en el pico para reforzar su gran y deteriorada casa solariega. Quizás me lo dijo la hermosa estampa del milano negro que descansa en la roca sobre un mar de flores y que seguramente llegó esta misma mañana desde las lejanas tierras africanas.
El campo extremeño está caliente amigos, y aunque quizás quede lejos aún en el calendario, aunque todavía no sea anunciada por los hombres del tiempo, la naturaleza me ha dicho a mi hoy, que se avecina el cambio de estación. Que se termina el invierno y que se acerca ya la ansiada primavera.
Saludos y que la naturaleza os guíe.