Hola a to@s.
Hace un par de horas que el sol se marchó tras la linea del horizonte. La oscuridad da lugar a una nueva jornada para todos aquellos que gustan de vivir en la penumbra. Los animales nocturnos se vuelven cada vez más activos. Comienza nuevamente, como cada día, el juego de la vida y de la muerte.
En lo más profundo del bosque, un viejo tronco que antaño fue una portentosa Encina, hoy, tras haber sido herido por el rayo, a duras penas consigue mantenerse en pie. Como cada noche es testigo de excepción de las andanzas de un pequeño cazador nocturno que aún se sirve de él para apostarse y esperar.
Unos enhiestos penachos cefálicos denotan el estado de alerta de esta increíble criatura. Sus pabellones auditivos comienzan a trabajar. Escrutan el suelo del bosque atentos al más leve de los sonidos. Cientos de animalillos se mueven y hacen ruido entre la hojarasca y entre todos ellos los incisivos del ratón de campo, que se afana en devorar con avidez, una suculenta bellota.
Este incansable roer llega con claridad a los oídos de nuestro protagonista. La asimetría de estos le permite localizar el lugar exacto donde se encuentra el ratón, pero este, con la sabiduría que le ha otorgado la evolución, se detiene, sabe que lo pueden estar escuchando. En lo más profundo de la noche, en el interior de uno cualquiera de nuestros bosques ha comenzado una batalla; una batalla acústica. Se trata de escuchar sin ser oído, de espiarlo todo, de descubrir sin ser descubierto. De nuevo ese incansable roer, pero esta vez con consecuencias fatales para el desdichado roedor. La rapaz se lanza al vacío y tras un corto vuelo clava sus garras en la piel del ratoncillo, unas garras que sirviéndose de su dedo exterior reversible, actúan como un cepo, como una auténtica trampa mortal.
De nuevo regresa a su percha en la mocha del viejo tronco de encina donde engulle con toda tranquilidad a su presa. Una de nuestras rapaces nocturnas más bellas; el Búho Chico, ha participado una vez más de ese juego dramático que sucede noche tras noche en el interior de nuestros bosques, la máxima que rige la naturaleza; comer y no ser comido.
El Búho Chico como una miniatura de su primo, el todo poderoso rey de la noche, el príncipe de las tinieblas, el gran Duque, ha cumplido una vez más con su papel. Controlar las poblaciones de roedores de que se alimenta.
Su carácter estrictamente nocturno unido a su silencio, ya que son pocas las veces que se deja escuchar, han hecho de este pequeño pero efectivo cazador , una de las rapaces nocturnas menos conocidas.
La supervivencia del Búho Chico no puede entenderse fuera de su hábitat, y aquí radica la principal amenaza para este hermoso depredador. Nuestro propio desarrollo está transformando o eliminando gran parte del hábitat que necesita esta hermosa criatura. En relación con los bosques, su gestión desde una óptica casi exclusivamente económica produce graves alteraciones y afecciones a las especies que allí habitan, como es el caso del Búho Chico, y todo ello agravado por los incendios forestales.
Más hemos de poner de nuestra parte para seguir disfrutando de una de las especies de rapaces nocturnas más hermosas de cuantas habitan nuestros campos. Ojala siga participando por siempre, bien como predador o bien como presa, de ese juego eterno que se produce cada noche en la naturaleza; el juego de la vida y de la muerte.
Esta entrada quisiera dedicársela a mi buen amigo, Manuel Mata, que me consta que está haciendo lo indecible por que todo salga bien. Tranquilo Lolo que el premio más grande para mi será conocerte a ti y por supuesto al resto de la panda. De antemano, muchísimas gracias máquina.
Esta entrada quisiera dedicársela a mi buen amigo, Manuel Mata, que me consta que está haciendo lo indecible por que todo salga bien. Tranquilo Lolo que el premio más grande para mi será conocerte a ti y por supuesto al resto de la panda. De antemano, muchísimas gracias máquina.