Hola a tod@s.
Amanece en un viejo alcornocal, el sol va bañando con su luz cada uno de los rincones del bosque. Los tonos dorados y los rayos que se filtran entre las copas de estos viejos gigantes, dan al lugar un aspecto mágico. La voz del ratonero se deja oír mientras deambula por el limite del bosque, a la vez que un atronador coro, resuena desde lo alto inundando la atmósfera pura y limpia de la mañana. Cientos y cientos de grullas, que en grandes bandadas no dejan de pasar sobre el majestuoso piso que conforman las copas de los viejos alcornoques. Marchan ya de regreso a sus cuarteles de cría en el norte de Europa.
Desde lo más intrincado de la masa forestal, un arroyo cristalino y cantarín, recorre cual arraigada vena, este rincón de la naturaleza extremeña. Con el aire puro de la mañana los sonidos del bosque son mucho más audibles. El tamborileo del picapinos es una constante durante toda la jornada, y el canto de infinidad de pequeños pajarillos hace rezumar de vida la floresta.
Los mitos se dejan oír al igual que los pinzones, los agateadores registran palmo a palmo cada rincón de este idílico lugar, todo un ejercito de carboneros y de herrerillos, patrullan incansables por todos los rincones del viejo y hermoso alcornocal.
Allá, a lo lejos, una sombra de desliza entre las cortezas de estos centenarios árboles. Escudriña cada rincón de los viejos y desquebrajados troncos, cual si fuese un pequeño truán enmascarado. El Trepador Azul , con ese aire de bribonzuelo, no deja de buscar y buscar en cada grieta, el pequeño gusanillo que venga a calmar su gran apetito. La noche ha sido heladora y hay que reponer las energías perdidas por el frío.
El trepador Azul que es inquieto y nervioso, no parará hasta que haya registrado cada pequeña porción del bosque en el que habita. Es un ave muy forestal, ligada por completo a los viejos bosques donde pueda encontrar árboles maduros con abundantes grietas que dan cobijo a multitud de insectos de los que se nutre.
Encontrarse por primera vez cara a cara con este trepador enmascarado, supuso una alegría inmensa para mi, ya que aunque lo había visto varias veces jamás había tenido la dicha de poder fotografiarlo a escasos metros. Por ello quisiera agradecer desde aquí el esfuerzo y la dedicación de un amigo que hizo posible que pudiese tomar estas imágenes. Miguel Velázquez es el verdadero responsable de todo esto. Gracias a Javi Conejero, un amigo que tenemos en común, pude disfrutar conociéndole y realizando una sesión juntos a tan bellas criaturas. Estar esas horas junto a él aprendiendo de su maestría es algo impagable.
Por ello desde aquí darle las gracias por acogernos a mi hijo y a mi de esa manera y dedicarle esta humilde entrada. También a mi gran amigo Javier Conejero que fue participe en todo esto y el verdadero responsable de que pudiésemos vivir uno de esos días que quedaran por siempre en el recuerdo.