Abejarucos. 1ª Parte: El regreso de las aves arcoiris

Hola a tod@s.

Como cada año, la primavera, nos trae de retorno a multitud de criaturas aladas que cada nueva temporada regresan de sus cuarteles de invierno en África, a criar a nuestras latitudes.

Ya hace días que se observa a la pareja de águilas calzadas, sobrevolar la verde y frondosa vallejada, a la búsqueda quizás, de algún despistado lagomorfo que le sirva para reponer las calorías perdidas durante el viaje. De cuando en cuando, se escucha al portentoso macho reclamar una y otra vez su dominio en el valle. Seguramente escogerán, uno de los grandes chopos que se encuentra a la vera del arroyuelo, para instalar en él su plataforma de cría.

También, acompañando al murmullo cristalino y limpio de los correntones del arroyo, se suele escuchar el hermoso canto de la Oropéndola. Otro viajero transahariano que al igual que nuestras calzadas, regresa a la península para sacar adelante una nueva generación que vendrá a poner un bonito tono de color a los chopos del valle.

Y hablando de color, si algún ave es la representación viva del colorido, esta es sin ninguna duda, nuestros hermosísimos abejarucos. Recién llegados ellos también del continente negro, son parte  activa ya de la fauna ornítica estival, que durante unos meses serán los dueños y señores de la naturaleza española. 

Quien no conoce a los abejarucos, con sus reclamos característicos y sus bellísimos colores, son sin duda lo más vistoso que se puede ver por nuestros cielos. Aves gregarias, se encuentran estos días del mes de mayo, muy atareados con la construcción de sus nidos. Los abejarucos que suelen criar en taludes y zonas arenosas, muchas veces cercanas a los cursos fluviales, como es el caso de la colonia que yo suelo fotografiar en el terruño, ya están inmersos en las escavaciones de los túneles, en cuyo interior situaran la puesta y traerán al mundo a sus pollos. 

Recién llegados del África tropical, sus picos lucen hermosos. Negros y afilados, irán poco a poco desgastándose por la acción de cavar la tierra. Las parejas se encuentran ahora en plenas nupcias. Los machos cazan insectos para más tarde, regalárselos a las hembras como prueba de su amor y de su valía como cazadores y como futuros padres. Poco a poco, las cópulas se suceden y en breve comenzarán las puestas. 

Es ahora sin duda uno de los buenos momentos para fotografiarlos. Inmersos en sus tareas nupciales es relativamente fácil el poder captarlos con nuestras cámaras. Sin duda dedicarles varias sesiones es algo muy grato para todo amante de la naturaleza en general, y de la fotografía de aves en particular.

Hoy os muestro los resultados de una de mis primeras sesiones. La mayoría posados, que servirán de presentación , para conocer a estas hermosísimas criaturas. En la segunda parte que les dedicaré, intentaré captarlos en plena acción y describiré un poco el método que yo suelo utilizar para conseguir fotografiarlos.

Sin más espero que las imágenes sean del agrado de tod@s, y como siempre hago, me gustaría acabar esta entrada de hoy, pidiendo para ellos el mayor de los respetos. Respetos para nuestros arcoiris alados, respetos para la que es, bajo mi modesto y personal punto de vista, una de las aves más hermosas y mas entrañables de cuantas surcan los cielos estivales de la península ibérica.