Hola a tod@s.
Estamos en tiempo de comederos. Varios meses de trabajo, adecentando nuestros viejos comederos y montando otros nuevos. Ilusiones que año tras año se renuevan y que son el motor que nos impulsa a montar estos pequeños restaurantes autoservicio para aves.
Yo este año cuento con dos. Uno está en un terreno que mis padres tienen en el campo. Es ya de tercer año y en él, he tenido la suerte de poder fotografiar ya, unas doce especies diferentes de pequeñas aves.
Este año por el mes de diciembre monte uno nuevo en plena dehesa de encinas. Tras hablar con el propietario de la finca y obtener muy amablemente su permiso, me puse manos a la obra. Construí un hide fijo de tres plazas, bastante cómodo y lo coloqué al lado de una gran encina. Al principio estaba bastante desanimado porque los pequeñines no daban señales de vida por allí, incluso estuve a punto de cambiarlo de ubicación, pero decidí esperar unos días más y gracias al trabajo constante de cebas éstos, empezaron a llegar.
Aunque todavía no entran muchas especies estoy disfrutando mucho con él y en breve instalaré allí un bebedero para reflejos que espero que me de buenos resultados.
Para tener éxito con un comedero es muy importante la constancia en el aporte de alimento. Yo no suelo pasar más de dos días sin aportar comida y suelo hacerlo en pequeñas cantidades. Con esto consigo que visiten asiduamente mi comedero pero que tengan la necesidad de seguir buscando comida por su cuenta. No es plan de darles la comida a diestro y siniestro por que esto no funciona así.
La variedad y lo especifico de la comida también juega un papel importante. Debemos ser cuidadosos a la hora de elegir el alimento. No vale con colocar grano cualquiera. Esto atraería en masa a especies oportunistas como tórtolas turcas o gorriones que caerían en masa sobre nuestros comederos acabando en unos minutos con todo el aporte y no dejando acudir a otras especies.
La fruta también es un buen aporte alimenticio para estos pequeñines así como los frutos secos. Carboneros, herrerillos, y petis por ejemplo, se vuelven locos por las nueces, y a las currucas les encantan las granadas. Las pipas crudas también les resultan muy apetitosas así como sobaos y magdalenas siempre que estos no contengan gluten.
Bueno pues ya sin más os dejo con unas imágenes de esa gente menuda de nuestros bosques que siempre van a la carrera y que buscan y rebuscan cada rincón del monte siempre con un nerviosismo inusual y que hacen las delicias de todo aficionado a la naturaleza en general y a la fotografía en particular.
Un saludo a tod@s.
Carbonero común (Parus major) |
Trepador Azul (Sitta europaea) |
Petirrojo europeo ( Erithacus rubecula) |
Herrerillo común (Cyanistes caeruleus) |
Curruca Cabecinegra (Sylvia melanocephala) |
Herrerillo capuchino (Lophpphanes cristatus) |
Gorrión Moruno (Passer hispaniolensis) |