Buena gente

martes, 26 de marzo de 2013

El regreso del Guerrero



Hola a tod@s.

Amanece una jornada más en nuestros campos. Hace unos días que ya se instaló entre nosotros la esperada primavera. Los primeros rayos del sol, iluminan el suelo de la dehesa, mientras el canto cristalino de multitud de aláudidos pone la banda sonora a tan mágico instante.

Las garcillas sobrevuelan el hermoso y viejo encinar, tras haber pasado la noche en el cañaveral del arroyo próximo. El mochuelo aún se deja oír desde la vieja pared de piedras que hace años sirvió como refugio para el ganado. Los cencerros de las vacas tintinean en la vega a la par que la voz ancestral del pastor que conduce a sus ovejas por la antigua cañada. 

En una de las ramas secas que conforman el esqueleto de lo que antaño fue una portentosa encina, un pequeño personaje se acicala el plumaje parsimoniosamente. Limpia y coloca cada una de sus plumas, deterioradas tras el duro periplo migratorio. Acaba de regresar de África donde ha pasado los duros meses invernales, alimentándose de insectos en las grandes planicies y sabanas del continente negro. Tras una larga y peligrosa singladura , el Alcaudón Común, el pequeño gran guerrero, ya está de regreso en Extremadura.

Nuestro protagonista es un ave estival que regresa a nuestras latitudes para criar y que lleva la palabra "Valiente" escrita en sus genes. Ave aguerrida y audaz donde las haya, el intrépido Alcaudón es todo un ejemplo de valor y de arrojo.

Este pequeño guerrero, no duda en enfrentarse a aves de la talla del Milano Negro o del Águila Calzada, si cree que peligra su descendencia. Incluso es capaz de plantar cara con un arrojo que raya en la temeridad, a grandes ofidios para expulsarlos de sus territorios de cría. Es impresionante verlo en un cara a cara con una enorme culebra de escalera. Se coloca en torno a ella y cerniéndose incluso en el aire, se lanza en picado una y otra vez, picoteando la cabeza del reptil hasta que tras varios y repetidos ataques, la gran culebra escalaris opta por abandonar el lugar ante semejante despliegue de bravura y tenacidad.

El pequeño Alcaudón es un ave hermosísima, de tonos claros-oscuros y con un copete rojizo muy característico. Gran aliado de la agricultura, se transforma en todo un azote de los pequeños insectos de los que se alimenta.

De estatus más o menos estable, es fácil de ver en zonas semiabiertas, dehesas y zonas de cultivo. Se sitúa en posaderos y atalayas de caza, desde donde observa a sus presas y una vez localizadas, cae sobre ellas para atraparlas. En ocasiones se puede adivinar su presencia, viendo los restos de los insectos clavados en arbustos espinosos o en alambradas.

Sin duda alguna, otra de las joyas de nuestra rica avifauna ,que todos tenemos la obligación de cuidar y respetar para el disfrute de generaciones venideras. Bienvenidos seais un año más a nuestras tierras.... 



 



































Restos de insectos Claveteados en los pinchos de una alambrada son la señal inequívoca de la presencia del Alcaudón Común

martes, 19 de marzo de 2013

La hora del Críalo



Hola a tod@s.

Las borrascas de estos últimos días han servido para despedir el invierno, una estación termina y otra nueva da comienzo. La ansiada primavera hace su entrada en el escenario natural, llenando de sol y buena temperatura nuestros campos.

La mayoría de nuestras aves invernantes han regresado ya a sus cuarteles de cría, abandonando nuestra generosa tierra. Pero muchas otras han llegado desde latitudes más cálidas con el objetivo de pasar entre nosotros la primavera y el estío, eligiendo la península como lugar para reproducirse y sacar adelante a una nueva generación de pollos.

Las culebreras ya se dejan ver por los cielos del terruño, ciclean en busca de ofidios y de reptiles que ya salieron de su letargo invernal. Decenas de primillas recorren a diario nuestros campos en busca de pequeños roedores y sobretodo de insectos. La pareja de agulillas calzadas deja oír su voz y se recrean deleitándonos con hermosos vuelos de cortejo. El Alcaudón Común, exhausto tras el largo viaje, monta la guardia en la vieja encina atento a todo cuanto pase en sus dominios. El canto del cuco resuena en lo más profundo del valle. Piratas aéreos como el Milano Negro, no deja de patrullar haciendo honor a su fama de oportunista. Como verdaderas cometas mecidas por el viento, los aguiluchos cenizos sobrevuelan trigales y cebadales. Y en nuestros bosques mediterraneos, la silueta de la esquiva y tímida Cigüeña Negra se deja ver mientras cruza por el claro. Muy pronto llegaran los policromados abejarucos para llenar de vida y de color las vaguadas y arenales.

De entre todas las estivales una de las primeras en llegar son los vocingleros críalos. El Críalo es un ave muy singular. Encuadrada dentro de las llamadas aves parásitas, es muy conocida por su costumbre de parasitar nidos, fundamentalmente nidos de córvidos, sintiendo especial predilección por las urracas. Ya han comenzado los amoríos de las urracas y muchas se encuentran en pleno período incubatorio. El astuto críalo se aposta cerca del nido esperando no ser descubierto y aprovechando alguna ausencia de las urracas, para rápidamente, poner un huevo en él.  Las picazas incapaces de detectar la farsa, en la mayoría de los casos, criaran al joven críalo como si de un vástago suyo se tratase. 

Sencilla y práctica manera de perpetuar la especie con el mínimo esfuerzo. En numerosas ocasiones son descubiertos antes de perpetrar sus fechorías y es cuando solemos ver las típicas persecuciones de las picazas tras de ellos para expulsarlos de sus territorios. Pero no todo son conductas antipáticas, por así llamarlas, las que tienen estas hermosas aves, cumplen también una indispensable labor como plaguicidas naturales, alimentándose, casi exclusivamente de orugas, y por tanto ejerciendo un  importantísimo papel como controladores naturales de estas larvas de insectos entre las que se encuentran algunas como las procesionarias, verdadero azote de nuestros pinares.

La primavera ha dado comienzo, es la hora de pensar en amoríos y reproducción, es la hora de que nuestros campos se vistan con sus mejores galas, es la hora de que comience el dominio de las aves estivales, verdaderos protagonistas de nuestra naturaleza durante los próximos meses, es la hora de que sus voces resuenen en todos y cada uno de los rincones de nuestros montes. Es la hora del Críalo...









 





martes, 12 de marzo de 2013

El Alcaudón y la lluvia



Hola a tod@s.

 Días de lluvia los que estamos teniendo últimamente. El añejo invierno da sus últimos coletazos, que en esta ocasión, llegan en forma de borrascas atlánticas que de oeste a este barren casi todos los puntos de la península.

Duras estas jornadas sin duda, para muchas de nuestras criaturas salvajes. Los amoríos de los mochuelos hace días que resuenan por nuestros campos, entre chubasco y chubasco, acompañados por el lastimero grito del Alcaraván. Una de las últimas escuadras de grullas que aun se resiste a abandonar la península, también se deja sentir mientras cruza la campiña en dirección a sus dormideros de la laguna.

Pronto llegará la ansiada primavera, y con ella los días de sol y el aumento de las temperaturas. Hoy sin embargo llueve, y el viejo Alcaudón Real como un rey destronado, con su plumaje lastrado y empapado por la lluvia, hace acto de presencia. Viene a posarse en el viejo tocón, en esa percha natural desde la que le gusta otear todo cuanto pasa a su alrededor.

Difíciles días estos para él. La mayoría de los insectos permanecen aún aletargados. Los pajarillos que forman muchas veces parte de su menú, no se mueven demasiado. En esta época de escasez nuestro hermoso Alcaudón Real se torna mucho más audaz. Desde su tocón contempla el paso del ratoncillo de campo, que también se afana en procurarse el sustento. Nuestro intrépido amigo no duda en lanzarse sobre él , para tras una encarnizada batalla, darle muerte. Comer o ser comido, esa es la cuestión. Después y a "contra espina" lo inserta en una de las púas del arbusto cercano. Le servirá como despensa y volverá para alimentarse con él, los días en que lo duro de la climatología pueda con sus instintos cazadores.

Y mientras tanto sigue lloviendo, y el magnífico guerrero, capaz de dar muerte con una audacia sin igual a un roedor que lo supera en peso,  regresa de nuevo al viejo tronco, a la vieja atalaya donde estoicamente, resignado, soporta la ventisca y la fría lluvia que parece calarle hasta los huesos.

Feroz su lucha por sobrevivir. El invierno muestra su peor cara, pero él no se rinde, no quiere sucumbir a la selección natural, a ese filtro que pone la naturaleza llamado invierno, y al que solo los más fuertes son capaces de burlar. Él quiere vivir, ser participe de ese hermoso mundo que por momentos se torna de lo más cruel. Pero su instinto le dicta seguir luchando, campear el temporal a toda costa, salir vencedor de su particular batalla contra los elementos. Luchar o morir.

El invierno transcurre lentamente, y entre tormenta y tormenta, entre ventiscas y ventarrones, un resplandeciente rayo de sol asoma por un tímido claro, como anunciando el final de una estación y el comienzo de la siguiente. Una esperada primavera que vendrá a mitigar la escasez y la dureza del invierno.

Mientras tanto llueve......












martes, 5 de marzo de 2013

De nuevo el Ratonero



Hola a tod@s.

Sigo a vueltas con el Ratonero, ese que tantas alegrías me está dando y al cual os presenté en una anterior entrada. Nunca pensé que pudiese tener la dicha de tenerlo delante de mi, en tan numerosas ocasiones. No hay día que no vaya a realizarle una sesión y no venga con las expectativas totalmente cumplidas.

Cada vez entra mejor a los posaderos que le instalé, y cada vez permanece más tiempo. Suele llegar y posarse en uno de ellos durante unos cinco o diez minutos, mientras no para de otear el terreno, intentando percibir cualquier indicio que le hable de la presencia de algún peligro. 

Permanece muy atento, mira a derecha e izquierda, atrás y al frente, arriba y abajo, y no aparta la vista de ese cúmulo de matojos que se encuentra delante de él y que le resulta sospechoso. No le falta razón, ya que en su interior se oculta quien les habla.

Tras estos minutos de inspección rutinaria, comienza a  acicalarse, señal inequívoca de que empieza a encontrarse mucho más tranquilo. Es entonces cuando yo aprovecho para disparar mi cámara. Primero una sola foto, el ruido del obturador, rápidamente le hace levantar su poderosa mirada. Luego otro y otro más, cada vez a intervalos más cortos. Él se va dejando hacer, va tolerando bien esos sonidos, que no sabe de donde proceden, pero que cada vez le son más familiares.

Apartir de este  momento doy rienda suelta a toda mi pasión. Prácticamente no levanto ya el dedo del disparador, la tarjeta comienza a echar humo. Mi amigo sigue a lo suyo, ajeno por completo a ese loco de los pájaros que está haciendo sus delicias a pocos metros de él, oculto en la mancha de matorral próxima.

Por momentos me siento un privilegiado. Puedo observar sin ser observado, disfrutar de una criatura hermosísima, que se encuentra a pocos metros  de mí y que es ajena completamente a mi presencia. Me fijo una a una, en cada pluma, en cada hermosa pluma, en el pico acerado, fuerte, en sus garras, unas garras poderosas que habrán sujetado ya tantos cientos de presa... me fijo en su mirada, altiva, penetrante, profunda, capaz de helarte por momentos la sangre.

Una criatura que refleja en si misma, toda la fuerza, todo el poder, toda la belleza y toda la grandeza de la naturaleza. Vivir estos momentos mágicos en plena natura, no hace más que afianzar en mí, todo el respeto, toda la pasión, toda la afición y toda la admiración , que siento por el medio que nos sustenta y por todas y cada una de sus criaturas.

Seguiré intentando mejorar para iros mostrando más imágenes de esta bella rapaz, que poco a poco y sin que ella lo sepa, se está convirtiendo ya en mi amiga.

Un saludo a todos y espero que os gusten las imágenes. 























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