Buena gente

viernes, 26 de febrero de 2016

Doñana: La reserva natural de Europa.



Hola a tod@s.

Amanece un día más en la marisma del Guadalquivir. La vieja mansión rociera, situada a la vera del tablazo, comienza a ser cada vez más visible con la grisacea luz del alba. Mudo testigo de cuanto acontece día a día en ese espejo que forma la lamina de agua.






Con el alba comienza la vida en la marisma. Cientos de aves que han pasado la noche en sus dormideros  despiertan. El ir y venir de multitud de criaturas aladas es un espectáculo sin parangón. Moritos, garzas, anátidas, todas empiezan sus quehaceres diarios cuando el día empieza a clarear, y con las primeras luces ya podemos distinguir sus siluetas mientras recorren las orillas para alimentarse.














De repente el gran astro rey hace su entrada, sus rayos van inundando de luz cada rincón de la marisma. Es tal su fuerza, que ha su salida parece arder el paisaje. Las cigüeñas blancas despiertan sobre la plataforma solariega y se reconfortan con los primeros rayos del sol que hacen aumentar las frías temperaturas que reinaron durante la noche. 









Una vez desterrado el reino de la noche, ahora la luz es la protagonista, y ante nosotros la marisma del Guadalquivir se nos muestra en todo su explendor. La ganadería vacuna propia de estas tierras pasta ya mientras las bandadas entremezcladas de porrones y patos coloraos deambulan por las aguas repitiendo una vez más su ajetreo diario.











Los gansos comunes comienzan a desperezarse, en breve levantaran el vuelo provocando un espectáculo estremecedor. Miles de ellos se dirigiran hacia el cerro de los ansares, donde tomaran la arena necesaria para poder hacer la digestión del duro rizoma de la castañuela, uno de sus principales alimentos. Un colorido Morito como surfeando, arriba al tablazo procedente del próximo cañaveral en el que paso la noche, y una hermosa Aguja colinegra se estira y se sacude, entumida,  tras  la salida del sol.
















El día va transcurriendo sin prisas en el Parque Nacional de Doñana. Todo sigue su rumbo como lo viene haciendo desde siempre. De entre los carrizos un reclamo lastimero nos hace detenernos y observar. Entre la espesa vegetación palustre, el gran gallo azul, el Calamón, nos dedica una mirada furtiva antes de adentrase entre la espesa masa forestal de la orilla, seguramente espantado por el paso de un joven  Morito que ya anda buscando pequeños crustaceos y caracolillos que le serviran de sustento.












Las aves se trasiegan de un lado a otro de la marisma, mires donde mires siempre ves una. De allá para aca, de aca para allá el ajetreo es constante, toda una maravilla con la que deleitarse. en cualquier punto en el que pares tienes el espectáculo asegurado, garzas, moritos, cigüeñas, cormoranes, garcetas grandes... un extasis ornítico.
























Mención aparte merecen los omnipresentes flamencos rosados. Diseminados por casi todo el parque, siempren andan por los tablazos filtrando y tamizando las aguas para alimentarse con los productos que la fecunda marisma les ofrece. Hermosos, esbeltos, con una elegancia innata que les hace destacar sobre el resto de aves que habitan Doñana.
















Llegamos al ecuador de la jornada en el Parque Nacional de Doñana, muchos son los bandos que se ven tambien de las hermosas espátulas. Infatigables, con su característico zig-zag, peinan la marisma en busca de alimento y son observadas por otras aves tan bellas y esacasas como la Focha Moruna.










Y por supuesto en un marjal de vida como son las marismas del Guadalquivir, donde la vida bulle en cada rincón, no podian faltar los depredadores que se alimenten de este verdadero mana. Como el paisaje de las marismas en su mayor parte son grandes extensiones de terreno inundadas, pocos son los árboles que las rapaces pueden usar como oteaderos o perchas desde las que vigilar su territorio. Por ello, para suplir esta carencia, aves de presa como los ratoneros y los cernícalos, muy numerosos en la marisma, utilizan postes de alambradas o pequeñas elevaciones del terreno como posaderos, desde los que controlar y acechar a sus presas. Se les puede ver por doquier siempre atentos a culquier movimiento que pueda delatar a una posible víctima.





















Pero sin ninguna duda la reina, la monarca alada de los cielos de doñana y una de sus aves totem, es la impresionante Águila Imperial Ibérica. Todo un prodigio de nuestros cielos y que sin duda se ha ganado a pulso ser uno de los atractivos de Doñana.






Va entrando la tarde y en el arroyo de la Rocina, principal caño que nutre de agua a una de las marismas madre situada junto a la villa marismeña del Rocío, el pequeño zampullín deambula por las aguas siempre atento y vigilante, y es que no es para menos, ya que uno de los depredadores alados más característicos del humedal como es el Aguilucho lagunero, patrulla sobre las aguas centrando su poderosa vista sobre un macho de azulón que se apresura a buscar refugio en cuanto divisa a la rapaz.









Otra de las hermosas zancudas que se pueden observar por esos lares es la Dama Negra. Estos días esta de paso en sus migraciones y la marisma es parada obligada, aunque cada vez son más las cigüeñas negras que deciden invernar en Doñana. Verla junto a la Garceta grande y a la Garza Real  es uno de los espectáculos que podemos ver en el parque nacional.








Cae la tarde y desde el parque de dunas moviles donde habita otro de los emblemas de Doñana como es el Lince Ibérico, o ese pequeño maestro del camuflaje que es el Camaleón, se puede escuchar el leve croar de la hermosa Ranita Meridional.




Las luces del día poco a poco van perdiendo intensidad, es la hora del crepúsculo y la marisma se tiñe de anaranjados tonos mientras los flamencos siguen a lo suyo apurando las últimas luces del día. El círculo se cierra y la noche cae sobre la marisma del Guadalquivir. Mañana sera otro día en este paraiso de biodiversidad que es Doñana, y que la ha hecho convertirse en la reserva natural de Europa.















Para terminar quisiera dedicar este post a un gran amigo y experto ornitólogo de la mano del cual he podido disfrutar de las riquezas de Doñana. Gracias por todo charly, conocer Doñana bajo tus explicaciones ha sido todo un privilegio. Un fuerte abraso de linse querido amigo y mil gracias.
También pediros disculpas por la calidad de las imágenes pero todas han sido realizadas a salto de mata y es lo que tiene.
Saludos y que la naturaleza os guíe.





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