Buena gente

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Trompeteos de amistad



Hola a tod@s.

Ahora es tiempo de grullas. Sin duda uno de los espectáculos del invierno en la península ibérica, y más en concreto en mi tierra, en mi amada Extremadura, que se ha convertido en el destino principal de invernada de una gran parte de la población europea de estas hermosas y míticas aves.

Mi tierra, es tierra de grullas. Desde pequeño siempre oí hablar de ellas a mis abuelos. Me contaban como las veían llegar cada año. Como las veían comer bajo las protectoras encinas en aquellos inviernos, antaño mucho más fríos y más duros que los de ahora. No hay nadie en mi pueblo que no conozca a las grullas, quizás muchos de los niños de hoy que están más preocupados de videoconsolas y de botellones, no hayan tenido aún el placer de haberse deleitado con su contemplación.

Escuchar sus trompeteos en las frías mañanas del invierno, es algo mágico. Los que me conocen un poco, saben que para mi, estas aves son muy especiales. No se si será por ese carácter migrador y viajero, con el que por otra parte yo mismo me identifico bastante. Tal vez sea por su voz ancestral, o simplemente por su mera belleza. El caso es que cada año, cada invierno, me enamoro un poquito más de ellas.

Parte quizás de ese amor que les tengo, es que gracias a ellas, otras almas migradoras cada año vienen también a pasar unos días por mi tierra. Unas almas que conocí hace un tiempo y que me parece conocerlas desde hace toda una vida. Amigos que comparten una misma afición y una misma pasión conmigo, y que como a las grullas los voy queriendo un poquito más cada año, cada invierno.
Unos amigos que no dudan en cruzar media España, como lo vienen haciendo desde siempre las grullas, para hacerme más feliz durante su estancia por estos lares. Trompeteos de amistad, que durante este fin de semana resonaron por cada rincón del terruño.


Todo surgió en la cabeza de un asturiano de nacimiento y burgalés de adopción, un peazo de fotógrafo y persona como es Manuel Mata, el gran Lolo. Que tuvo la dichosa idea de celebrar un pequeño festival grullero en el terruño. Sin dudarlo y en compañía de Isra Yáñez, otro fenómeno, prepararon los bártulos y abandonaron las tierras del Cid y de Fernan González, para dirigirse al encuentro de las grandes damas grises. Aunque no solo ellos comenzaron viaje, también desde Bailén lo hizo un andaluz conocedor como nadie de su tierra, hijo de Sierra Morena, que quiso unirse del mismo modo a tan especial quedada. Un peaso tío, el linse Carlos Rossi.
 Fue una pena que muchos otros no pudiesen asistir por diferentes motivos, pero sus almas también estuvieron presentes y nos acompañaron durante el viaje. Uno de los días contamos con la presencia de otros dos monstruos de la fotografía, Javier Conejero y Jorge Barrena, dos emeritenses tan grandes en alma como en persona.

Unas jornadas en las que vivimos momentos inolvidables que me han echo ser un hombre mucho más rico de alma y de espíritu. Amaneceres fríos envueltos en niebla, solo taladrada por los incesantes trompeteos de miles de grullas. Horas y horas de aguardos compartiendo risas y conocimientos. Comidas enriquecedoras al cobijo de una buena lumbre, disfrutando del placer de conversar con tan buena gente. Las esperas al atardecer para disfrutar de esos vuelos, o contemplar la campiña bajo la luz de la luna llena. Experiencias únicas que te hacen crecer un poquito más como persona. 

Jamás olvidaré estos días, las grullas os han traído de vuelta y por ello les doy las gracias. Compartir amistad bajo sus hermosos vuelos y con la banda sonora de su canto ancestral ha sido para mi algo increíble.

Aquí os dejo unas imágenes de esos días, para rendir tributo a esas aves míticas que han hecho posible, que haya podido disfrutar de la naturaleza en compañía de gente de la que va quedando ya muy poca.

¡¡¡¡¡LARGA VIDA A LAS GRULLAS!!!!
 




Frío amanecer en la Laguna Grande




Días de niebla




La escuadra regresa





En la dehesa




Al atardecer




No todo fueron grullas. Aquí un grupito de agujas colinegras al amanecer




Grandes momentos sin duda los vividos con estos grandes amigos durante este intenso e inolvidable fin de semana. Aquí os dejo unas fotos muy familiares de los que son ya para mi, parte de mi familia.
Un placer compartir sesiones con estos monstruos de la fotografía de naturaleza. Estos días tras las grandes damas grises, bajo el incomparable marco de mi querida tierra extremeña, permanecerán ya  por siempre en mi corazón.

Ya se os echa de menos chicos.




Isra Yáñez, un gran fotógrafo y naturalista




Lolo Mata e Isra Yáñez. Dos grandísimos fotógrafos pero muchísimo más grandes aún como personas




Un servidor, flanqueado por un par de burgaleses (Foto de Lolo Mata)




Aquí con Isra y con otro peaso de fenómeno de la naturalesa. En primer plano y con pinta de cuatrero, el gran Carlos Rossi, el linse de Bailén.(Foto de Lolo Mata)




Cuatro almas unidas por un mismo amor y respeto hacia lo natural.(Foto de Lolo Mata)


martes, 3 de diciembre de 2013

La llamada del bosque



Hola a tod@s.

" El bosque auténtico son los árboles como Dios les puso; desordenadamente ordenados, mezclados con arbustos, rodeados de los cadáveres de los gigantes que abatió el rayo, dando sombra a su vez a los pequeños hijos de estos árboles que buscan la luz, y que quieren perpetuarse en esa unidad fantástica, maravillosa, que se llama el bosque de hoja caduca, el bosque caducifolio."

Así describía el doctor Félix Rodríguez de la Fuente uno de nuestros más hermosos bosques. Este fin de semana he tenido la suerte de poder disfrutar de esa maravilla natural que es el bosque caducifolio. Concretamente en la Sierra de Francia y las batuecas. No puede imaginarse mayor espectáculo, no puede imaginarse mayor belleza, no puede imaginarse mejor sitio para perderse y sentirse vivo.

Yo, que soy un hombre por motivos geográficos, mucho más acostumbrado a esa fantástica fronda verde que es el bosque y el matorral mediterraneo, no suelo tener la oportunidad de poder contemplar muy amenudo otro tipo de bosques, sin embargo he de decir que estos días he sentido su llamada. Mientras paseaba por uno de ellos concretamente por uno situado a la altura de la hermosa localidad de Mogarraz, que propiamente parece estar engullida por el propio bosque, no podía dejar de asombrarme con tan tremendo espectáculo. Mirase donde mirase la belleza era sublime. Inmersos en el otoño, el bosque lucía una gama de colores impresionante. Los ocres y los amarillos bañaban con sus cálidas tonalidades cada rincón de la espesura. Una fina niebla envolvía la tupida fronda, dándole un aspecto mágico. Desde la pequeña gota de agua, que brillaba  y se resbalaba por el musgo que arropaba el tronco de un viejo castaño, hasta el verdor intenso y casi jurásico de los helechos, o el frágil canto del petirrojo que resonaba por cada rincón de la hermosa vegetación que me rodeaba, todo parecía mágico de verdad. Todo parecía anclado en el tiempo. Solo las finas y frías gotas de lluvia que se clavaban en mi rostro como alfileres, parecían querer despertarme de tan asombroso sueño. 

Que hermoso es el bosque. Cuantas cosas nos regala el bosque. Desde su innata belleza, hasta el oxigeno que respiramos. Casa y protector de multitud de criaturas su importancia es vital. Que paz y que sosiego lo embargan a uno cuando se mete de lleno en las entrañas de uno de nuestros hermosos bosques cuando la estación otoñal los pinta de mil y un colores. Es algo sin parangón.

Y durante todo el recorrido, el agua. Siempre el agua, la sangre que aporta vida al bosque. Las hermosísimas y cantarinas gargantas, auténticas venas de la tierra, que llevan la vida por donde pasan.

Yo que no suelo prodigarme mucho en temas naturales que no tengan que ver con nuestra hermosa y variada fauna, me sentía en la obligación de devolverle algo al bosque. Sirva esta entrada como pequeño tributo a uno de nuestros ecosistemas más importantes. Sin bosques no hay animales, sin bosques no hay oxígeno, sin bosques no hay vida. Por ello insto desde aquí a que se respeten. No hay nada más hermoso para un amante de la naturaleza que el poder evadirse de todo lo naiz, paseando por cualquiera de los hermosos bosques que aún nos quedan en la península. Y ya se que aunque la famosa ardilla de Estragón, tendría hoy en día que tomar más de un transporte publico para viajar desde los Pirineos hasta Giblaltar, estamos en la sagrada obligación, de luchar por los pocos bosques sanos que aún hoy nos quedan. 






























Para terminar me gustaría poneros este vídeo que alguien hizo pidiendo ayuda para los bosques gallegos, en el que de nuevo el maestro Félix, nos describe un bosque como jamas he oído a nadie hacerlo. Saludos a todos y luchad por nuestros bosques que son síntesis pura de nuestra naturaleza más arraigada.

A la memoria de una persona muy especial, que se que desde algún lugar nos cuida y nos protege. Jamás te olvidaremos.


lunes, 18 de noviembre de 2013

Festival de las grullas 2013: El resurgir de los trompeteos



Hola a tod@s.

Cuando llevamos ya transcurridos unos días del siempre hermoso y fecundo otoño, los primeros fríos ya empiezan a presentarse en forma de nevadas y ventiscas. Nuestros bosques atlánticos ya se han transformado, por obra de la estación otoñal, en una verdadera paleta de colores donde los ocres y amarillos ejercen la nota dominante.



Otoño en el bosque atlántico


Más abajo hacia el sur, donde reinan los dueños de esa fantástica fronda verde que es nuestro genuino bosque mediterraneo, y que son la encina y el alcornoque, hace unos días que terminó la berrea del venado. Solo de tarde en tarde, se deja oír  la profunda llamada de nuestros ciervos que parecen decirnos que tras duros días de combates y de cubriciones, se retiran ya a descansar en lo más profundo y arraigado de nuestros bosques.  



Otoño en el Bosque Mediterraneo (Foto de Jorge Milán)


Más abajo, en el llano, donde el antiguo bosque mediterraneo fue aclarado por la mano del hombre, transformándolo en fecundas y hermosísimas dehesas, donde la fina lluvia llama a voces al arco iris, ha dado comienzo ya la montanera. La caída de la bellota que servirá para el engorde de nuestros cerdos ibéricos, que poco a poco, y gracias a tan suculento manjar, irán dando a sus carnes ese sabor tan afamado.



Otoño en la dehesa



Entre las finas nieblas, propias ya de estas alturas del año, y que envuelven a la dehesa en un mágico manto, se pueden oír nuevas melodías. Melodías que como las ventiscas y los fríos, nos vienen del norte. Se escucha el grito del Milano real, excelente volatinero, que entre cabriola y cabriola, lanza su melodía al viento. Se escucha el grito del Ánsar común, que  encabeza la escuadra viajera que se dirige seguramente hacia las marismas del Guadalquivir, hacia Doñana.  Se escucha también el grito de las bandadas de ánades que bajan buscando las cálidas tierras del sur. 


Vuelo de Milano Real
Ánsares comunes

Pero de entre todas las melodías norteñas se escucha un grito que sobre sale  por encima de todos los demás. El resurgir de un trompeteo, la voz de unas grandes viajeras, que año tras año desde hace milenios, cuando las hojas de los árboles caen, cuando llegan los primeros fríos, cuando se ve la silueta del Milano Real, cuando el último grito de un venado resuena en el bosque, regresan a nuestras dehesas a pasar los meses invernales. Las grullas, las grandes damas grises que un año más tras volar tres o cuatro  mil kilómetros, vienen a inundar con sus coros la atmósfera fría y limpia de la mañana en la dehesa.







Extremadura se ha convertido en el principal núcleo de invernada, de la mayoría de las grullas europeas. Nuestras dehesas son sin duda el mejor lugar para que estas aves pasen la estación fría. Miles de ellas recalan en nuestros encinares para atiborrarse de bellotas y dejar transcurrir así el invierno hasta que allá por el mes de febrero retornen de nuevo hacia sus lugares de cría en países como Polonia, Alemania o Noruega entre muchos otros. Pero no solo son nuestras dehesas el ecosistema utilizado por las grullas en Extremadura. Gran numero de ellas se han adaptado a nuestras zonas de regadío y son ahora arrozales y maizales otro de sus lugares carenciosos, lo que denota la importancia de nuestra región para las grullas al contar con miles de hectáreas de regadío en su territorio regional.

Precisamente uno de los núcleos de invernada de la grulla común en Extremadura con mayor numero de ejemplares se encuentra en este ecosistema. Y es el de la zona centro,el de los arrozales y dehesas de Valdecaballeros, Orellana, Palazuelo, Cornalvo, valdehornillos y Zorita. 
Y es ahí, concretamente en el parque periurbano de conservación y ocio de Moheda Alta, lugar que acoge el centro de interpretación de la grulla en extremadura, donde cada año se celebra el festival grullero más importante, me atrevería a decir, de toda España. 


Cartel anunciador del festival de las Grullas 2013

Este año se celebrará el próximo 30 de Noviembre y en él además de disfrutar de los vuelos y los trompeteos de las hermosas damas grises, también podremos hacerlo de una jornada inolvidable que hará las delicias de pequeños y mayores. Si queréis saber más sobre el programa de actividades solo tenéis que pinchar en este enlace: programa de actividades del Festival de las grullas 2013 

Este año para promocionar dicho festival, la Dirección General de Turismo de la Junta de Extremadura ha decidido crear un calendario para el Festival de las grullas 2013 en el que se incluirán 12 imágenes de grullas. Yo he tenido el honor de que hayan seleccionado una imagen mía entre las que conformaran dicho calendario. Representa a una familia de grullas que se ven sorprendidas por la irrupción de una bandada de gorriones morunos.  Desde aquí dar las gracias a la dirección general de Turismo por haberla seleccionado, entre tantas grandísimas imágenes que imagino recibirían. Esta es la imagen en cuestión:



Imagen seleccionada para formar parte del calendario de las grullas 2013



Ya solo me queda instaros a que visitéis dicho festival que de verdad merece la pena, y recordaros algo que ya sabéis, y es el profundo respeto que se merecen estas hermosas aves. Ya las vieron venir cada año nuestros abuelos y los abuelos de nuestros abuelos, y del mismo modo esperemos que como ahora las ven regresar nuestros hijos, las puedan seguir viendo los hijos de sus hijos. Para que nunca dejemos de escuchar los mágicos trompeteos sobre las finas nieblas otoñales, para que el canto de las grullas siga resonando como melodía llegada del norte hasta el fin de los tiempos.

  

lunes, 4 de noviembre de 2013

El señor Alcaraván



Hola a tod@s.

Cae la tarde en la dehesa. Los calores sofocantes que han disparado los termómetros por encima de los 40º centígrados, poco a poco van remitiendo. La ganadería de reses bravas que pasta entre los aclarados encinares, empiezan a ir congregándose. En unos instantes el mayoral empezará a llamarlos desde la lejanía para ofrecerles la parte de pienso correspondiente de cada jornada.

El simpático mochuelo, ya deja oír su característico reclamo desde la vieja mocha donde cada tarde insiste en comunicarle a sus vecinos, que aquella porción de dehesa le corresponde a él y ojo al que intente disputársela. Los primillas que suelen cazar por la zona, ahora están mucho más activos y no dejan de perseguir cuanto insecto o pequeño roedor encuentran a su paso.

Debajo de la vieja encina esta colocado uno de los abrevaderos que tienen instalados para  que los toros bravos sacien su sed que estos días del estío se vuelve acuciante. La hermosa abubilla, junto a los ubicuos gorriones, beben también del salvador y artificial estanque. A veces este punto de agua se vuelve tan concurrido que reses bravas, tórtolas turcas , palomas, y mucha más variedad de especies, comparten el sitio convirtiéndose el pequeño abrevadero en algo parecido al camarote de los hermanos Mars.

El agua que llega hasta allí atraves de un sistema de gomas que salen directamente desde el gran y viejo cortijo, en uno de sus puntos tiene una pequeña fuga. Gota a gota se ha ido formando un pequeño charco que ha pasado desapercibido para la mayoría de las aves del entorno. Sin embargo no así para el señor Alcaraván. Con su casi cómico deambular, con pasos rápidos y secuenciados se acerca cada tarde a mitigar su sed en el minúsculo estanque. Siempre alerta, siempre con un ojo puesto en el entorno, ya que rapaces de alta alcurnia no dejan de sobrevolar el lugar. Como cada día repite el mismo ritual; un acercamiento rápido, unos cuantos tragos y a perderse de nuevo gracias a lo mimético de su librea entre la reseca vegetación circundante.

El día termina, las sombras van ganando a las luces. El viejo castillo roquero se ilumina al caer la noche transformándose en algo parecido a un faro. Y desde la oscuridad, al amparo de las tinieblas se escucha el último bramido de un toro, seguido del lastimero grito del señor alcaraván que parece decirnos que él también consiguió sobrevivir una jornada más en nuestra hermosa y selectora naturaleza.

















viernes, 25 de octubre de 2013

Amanecer de Lavanderas



Hola a tod@s.

Una de las cosas más impresionantes, bajo mi punto de vista, que se pueden disfrutar en el campo  practicando esta afición nuestra de la fotografía de naturaleza, son sin ninguna duda los amaneceres.

Cuando el gran astro rey, poco a poco comienza a desperezarse y va alcanzando cada rincón de la pequeña charca, perdida en el corazón mismo de una cualquiera de nuestras hermosas dehesas, todo queda envuelto en una luz mágica. Esa luz que tanto apreciamos los amantes de esta hermosa afición que es la de disfrutar de la naturaleza atraves del visor de una cámara. Para mi gusto es la luz más hermosa del día.

Si tenemos la suerte de poder fotografiar a cualquier especie durante este corto periodo de tiempo, en que los primeros rayos del sol inundan la campiña, sin duda nuestras fotos obtendrán ese plus que nos da tan maravillosa luz. Vale la pena madrugar y tenerlo todo dispuesto para ver si la diosa fortuna nos concede algún premio durante esos mágicos instantes.

La superficie del agua que dado la quietud de la mañana se convierte en un gran espejo, refleja los tonos dorados de las orillas y transforma al pequeño estanque en un escenario único. Muchas son ya las criaturas que deambulan por sus aledaños, siempre a la búsqueda de algún pequeño manjar que les sirva de desayuno.

Los inquietos chorlitejos no paran de registrar palmo a palmo, cada centímetro de las embarradas orillas, siempre con ese nerviosismo tan habitual en ellos. El ronco reclamo de la Garza Real, se deja oír en la limpia atmósfera de la mañana. El hermosísimo Martín Pescador, pasa como un proyectil de colores azulturquesa sobre la lámina de agua. Aves viajeras como las agachadizas que se encuentran ahora en pleno paso migratorio, recalan en las orillas de la charca para descansar y reponer calorías y poder continuar así con sus largos periplos migratorios.

Entre la gran panoplia de aves que secundan la pequeña charca abrevadero, se encuentra también nuestra protagonista de hoy. Una de las más bellas y elegantes de cuantas conforman la hermosa familia de las lavanderas; la Lavandera Boyera. 

Ella también está a punto de comenzar su viaje. Tras haber permanecido varios meses en la Península Ibérica, donde ha traído al mundo a sus pequeños, se encuentran ya reuniéndose en pequeñas bandadas, siempre en praderías y lugares húmedos, para en breve poner rumbo al continente africano. Pasaran los fríos invernales en las grandes planicies del continente negro, siguiendo a los grandes rebaños de hervíboros como los bóvidos o los ungulados, para alimentarse con toda una suerte de pequeños insectos que estas grandes reses levantan a su paso.

Hasta el año que viene, no volveremos a disfrutar de sus cómicas carreras a orillas de la hermosa charca. El ciclo anual de la vida sigue su curso. Las aves viajeras continuan con su ancestral imperativo migratorio que las hace abandonar nuestras latitudes año tras año en busca de mejores lugares donde pasar la estación fría.

Esperaremos a la próxima primavera para volver a disfrutar de ellas, como si de un nuevo amanecer se tratase. Dejaremos transcurrir el curso normal de la vida y esperemos que allá por el mes de marzo o abril, las lavanderas boyeras regresen de nuevo, como lo hace la luz cada amanecer. Allí estaremos nosotros, con nuestros hides, con nuestros equipos, siempre dispuestos a aunar belleza y luz en una sola fotografía.



















jueves, 17 de octubre de 2013

Busiadicto



Hola a tod@s.

Es cierto, este ratonero crea adicción. Mientras más lo fotografío, más ganas aun tengo de seguir  intentándolo. Una sesión, y otra, y otra..... El amigo Busi de cuando en cuando sigue apareciendo por el comedero aunque ahora de prodiga mucho menos.

Sus visitas ya no son tan frecuentes como lo eran esta primavera, seguramente, esto es debido a la emancipación de sus hijos. Ya no necesita tanto aporte de comida como cuando se encontraba sacando adelante a su prole.

Se le echa de menos, verlo llegar al posadero con su silueta heráldica, casi siempre a ras de suelo para en el último momento, verle alzarse hacia el posadero, majestuoso, poderoso, despliega sus alas abre el tren de aterrizaje y suavemente se posa en el viejo tronco, en la altiva atalaya artificialmente colocada, desde la que otea incansable cada rincón que le rodea.

Otea el horizonte que se tiñe de anaranjados tonos cuando termina el día, otea el esqueleto de la vieja encina que murió hace tiempo ya, víctima de la enfermedad de "la seca", otea la brizna de hierba que pareció moverse por unos instantes, seguramente mecida por la suave caricia del viento, otea el amasijo de ramas desde el cual lo observo, otea incansable hasta el último de los rincones de aquel apartado lugar donde ha venido a comer ya, muchas, muchísimas veces. Escudriña, vigila tenaz su entorno por que en ello le va la vida.

Ahora son más frecuentes los plantones, ahora es mucho más habitual regresar a casa con la tarjeta vacía  tras horas y horas de pacientes aguardos, sin que Busi se deje caer por allí. Toca esperar. Toca esperar a que llegue el invierno y los fríos atenacen el estomago de mi emplumado amigo para que vuelva a entrar al posadero en busca de la cantidad diaria de suculenta, roja y fresca carne.

Ahí estaremos entonces, con la cámara en ristre a la espera de que se deje fotografiar una vez más, de que aumente esa sana adicción que tengo con él, con esa hermosa ave que para mi es como la más pura, como la más genuina  representación de la fuerza, de la bravura y de la belleza de la sublime naturaleza que nos rodea. 










viernes, 11 de octubre de 2013

Un caso atípico



Hola a tod@s.

Hoy vengo a hablaros de lo que para mí es sin duda un caso bastante atípico. El Terruño no deja de sorprenderme cada día. Como sabéis, estamos en época de migraciones. Los pasos se suceden cada jornada y las aves se trasiegan de unos lados a otros, de continente a continente, como lo vienen haciendo desde hace milenios.

Ubicarse junto a alguna laguna o tablazo de agua, nos deparará por estas fechas, un montón de observaciones de una variedad de especies que son raras por nuestros sitios de campeo, y que solo podemos observarlas justamente durante sus viajes migratorios.

Los que me seguís con cierta asiduidad, conoceréis sin duda una de las zonas húmedas que se encuentran dentro del Terruño y que no es otra que la Laguna Grande.  Es la mayor de las lagunas que conforman el Complejo Lagunar de la Albuera y además, es la única que permanece con agua. Esto la convierte  en un verdadero imán para una gran variedad de aves que recalan en ella durante sus largos periplos migratorios.

Archibebes, combatientes, andarríos, zarapitos, espátulas, moritos y un sin fin de especies orníticas, hacen un merecido descanso en las orillas de esta rica laguna, para reponer fuerzas y poder continuar con sus extraordinarias singladuras.

Sin duda yo personalmente estoy disfrutando mucho esta migración, ya que he podido observar y en algunos casos fotografiar, muchas especies que aun no había tenido el placer ni tan siquiera de conocer. Pero de entre todas ellas me quedo con una en especial que me ha hecho mucha ilusión, dado lo raro que es de observar por estas latitudes. Me refiero a los hermosísimos flamencos.

Siempre pensé que para verlos tendría que acercarme como mínimo a las marismas del Guadalquivir o a Doñana, donde son fáciles de observar y de fotografiar. Pero lo que nunca imaginé es que tendría la fortuna de disfrutarlos y de fotografiarlos a escasos siete kilómetros de mi propia casa. El día que llegue a la laguna y los vi por primera vez, no me lo podía creer.

Tener a estas hermosas aves al alcance de mi objetivo y poderlas fotografiar, fue sin duda una grata experiencia. Pocas aves aunan esa belleza y esa elegancia de movimientos. Es un placer poderlos contemplar en sus quehaceres diarios por la laguna, mientras sumergen sus picos en los ricos fondos de la tabla de agua para filtrar y tamizar los pequeños crustáceos de los que se alimentan. Otro deleite para la vista es poder observar sus vuelos, con sus enormes cuellos perfectamente alineados con su cuerpo.

Sin duda  un caso atípico el tenerlos por estos lares, pero como digo, no deja de ser singular y para mí algo mágico, el poder admirarlos y fotografiarlos con mi querida dehesa de fondo. Una imagen muy especial,¿ no os parece?.

Os dejo con algunas de las fotos que he podido hacerles estos días, la mayoría son vuelos y además tampoco son para tirar cohetes, pero me hacía ilusión contaros el caso y tenerlo documentado en mi blog. Espero que os gusten y que las disfrutéis casi tanto como yo  disfruté haciéndolas. 

Saludos.





























martes, 1 de octubre de 2013

La del capirote



Hola a tod@s.

Ya comenzó el otoño. Las primeras borrascas nos llegan desde el Atlántico y van barriendo la península de oeste a este. Atrás quedó el verano, los calores van desapareciendo y ya apetece pasar más horas en el campo.

Nuevos retos aparecen por el horizonte al igual que las cuerdas de nubes preñadas de agua que vendrán a retoñecer nuestra agostada campiña. Pronto, también por el horizonte, llegará ese coro de voces tan ancestral, ese coro que volverá a retumbar por todos y cada uno de los rincones de nuestras hermosas dehesas. Las grullas están de camino, y no tardarán ya en venir a hacer nuestras delicias durante los meses que pasen entre nosotros, con ellas también llegarán gansos y multitud de anátidas que esperemos engrosen nuestros archivos con miles de poses y de fotos.

Comienza también para muchos las jornadas de comederos. Empezamos ya, o al menos yo, a adecentar el comedero para pequeñas aves que tan buenos momentos me deparó en años anteriores. Hay que prepararlo todo, limpiar y trasegar con posaderos y demás atrezo, para decorar nuestro escenario. Ese, en el que multitud de pequeñas aves, multitud de gente menuda y animosa, habitantes incondicionales de nuestros bosques, vendrán también a hacernos pasar muy gratos momentos tras nuestras cámaras. 

Hay que ir habituándolos a ese pequeño aporte de alimento suplementario que le colocamos y que sin duda les hará mucho más llevadera la estación fría. Como siempre me harto de decir, la responsabilidad a de ser extrema con este tipo de comederos. Debemos de ir acostumbrándolos poco a poco y hay que ser muy constantes con su mantenimiento, ya que creamos en estos pequeños duendecillos una dependencia de nuestro aporte alimenticio que hay que mantener a lo largo de todo el otoño y el invierno, para a principios de la próxima primavera y del mismo modo, de una manera gradual, ir quitando este aporte para no producir trastorno alguno a estas pequeñas y bellas criaturas.

Sin duda muchas horas y sesiones dedicaremos durante los próximos meses a fotografiar, currucas, carboneros, petirrojos,herrerillos, trepadores, y todo un sin fin de pequeños personajes que se merecen el máximo de los respetos por nuestra parte y este, empieza como os digo, por ser lo más responsables posibles con este tipo de comederos.

Ojalá que este otoño-invierno traiga buena luz para todos y que un año más disfrutemos de estos hermosos seres atraves del visor de nuestras cámaras. Os dejo con la que es para mi gusto, una de nuestras currucas más bellas, la Curruca Capirotada. En este caso un hermoso macho que el año pasado me hizo pasar grandes tardes con sus insistentes idas y venidas. Fue sin duda una de las estrellas de mi comedero la temporada pasada y espero volver a encontrarme con esta hermosa ave lo antes posible. Una hermosa ave a la que mi padre suele referirse como "la del capirote".

Me gustaría dedicarle esta entrada a él, puesto que es un pilar importantísimo para que mi comedero funcione, ya que los días en que yo no puedo ir a reponer comida por el trabajo o por otras cuestiones, es él quien se encarga de su mantenimiento. Siempre me hace esbozar una sonrisa cuando llega a mi casa y me dice: " esta tarde ha estado por allí la del capirote". 

Gracias por todo papá. 

























miércoles, 25 de septiembre de 2013

El extraño caso de la garcilla carroñera



Hola a tod@s.

Muchas son sin duda, las horas que suelo pasar pateando el campo con los prismáticos al cuello y ojo avizor, a la espera de localizar nuevos posaderos, o sitios querenciosos para las aves lo que se ha dado en llamar ; hacer el trabajo de campo.

Aquí no suelo dejar nada al azar, preparo el sitio, coloco los atrezos, posaderos y demás, elijo cuidadosamente los fondos, en fin intento tenerlo todo bajo control. Sin embargo la naturaleza no deja de sorprenderme cada día. 

Hoy voy a contaros uno de los casos más asombrosos de cuantos me han sucedido a lo largo de los años que llevo en este mundillo de la fotografía de naturaleza; el caso de la garcilla carroñera.

De todos es sabido que aparte de los animales necrófagos que en su mayoría son nuestros buitres, también existen animales que sobretodo en períodos de escasez, se tornan de costumbres carroñeras. Gran numero de nuestras rapaces ibéricas también se alimentan de carroña si seda esa situación y máxime en inviernos duros donde las presas suelen ser mucho más escasas. 

Nadie se extraña de ver fotografías de águilas de gran porte alimentándose de animales muertos, de hecho muchos utilizamos estos cebos para atraerlas hasta el punto escogido donde queremos fotografiarlas. Realizando uno de estos trabajos para cebar mi comedero de rapaces, me di cuenta que la carne desaparecía con demasiada rapidez. Decidí meterme en el hide y ver que es lo que estaba ocurriendo.

Fue una mañana nublada, con poca luz, acababa de salir el sol pero permanecía oculto tras un manto de nubes grises. De repente escuche un sonido y la vi llegar, se trataba de una Garcilla Bueyera. Todos sabemos lo ubicuas que son estas garcillas que siempre están merodeando por la campiña, aprovechándose de su oportunismo para pillar cualquier animalillo que le sirva de sustento. 

Se posó cerca del cebo, más de 20 kilos de suculenta carne que había depositado con la esperanza de que bajase el Milano negro o tal vez el señor Ratonero. Al principio se dedicó a usmear entre la hierba y consiguió pillar algún insecto. Tras permanecer unos minutos acicalándose y con toda la tranquilidad del mundo, se dirigió hacia la carnaza y empezó a engullirla como si le fuese la vida en ello, yo no daba crédito a lo que estaba viendo, a pocos metros de mi, una Garcilla Bueyera devoraba carne como si del mismísimo buitre leonado se tratase. Eran tan grandes los pedazos que intentaba meterse que en alguna ocasión se le atravesaron en el gaznate y estuvo apunto de asfixiarse.

Jamás vi nada igual, desconocía primero, que estas aves tuviesen hábitos carroñeros y segundo su tremenda capacidad para engullir tan enormes pedazos de carne. Aún sigo preguntándome como lo hacía. Durante los días siguientes no faltaba a su cita con tan suculento manjar, comía cuanto podía y se marchaba por donde había venido, así estuvo al menos una semana hasta que de un día para otro dejo de venir y hasta la fecha. 

No se que le ocurriría si moriría o que simplemente decidió no ir más por allí pero desde luego yo aun estoy perplejo por cuanto pude observar oculto en mi hide a la espera de aves de más alcurnia.
Pude hacerle muchas fotos de las cuales he escogido estas del primer día que aunque tienen peor luz reflejan mejor lo que viví en ese momento.

Por muchas horas de campo que uno tenga, por muchas situaciones que uno haya vivido y por mucha experiencia que uno posea, lo que está claro es que la naturaleza posee una capacidad tan impresionante para sorprendernos que quizás sea lo que le de ese toque tan mágico y lo que la haga tan hermosa y tan sobrecogedora.

Me gustaría dedicar esta entrada a mi buen amigo Rafa Gómez que ayer cumplió años. Felicidades niño y recuperate cuanto antes. Un abrazo figura. 


































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